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Nico Pueta: "Mi sueño no era tanto jugar al rugby sino ser normal y sigo viviéndolo"


"En algún entrenamiento juego con prótesis y bromeo con mis amigos diciéndoles que con dos piernas juega cualquiera" · "Adapto habilidades de otros deportes como el baloncesto" · La IRB le entregó en 2007 el premio 'Espíritu del Rugby'

Las historias de superación en el deporte corren, a veces, el riesgo de ser interpretadas como meras curiosidades. Una especie de más difícil todavía, sobre quien practica tal o cual modalidad con más dificultades. Pero el hecho es que detrás de cada una de ellas hay una persona y una historia, real, que nos muestra cómo, además de negocio y espectáculo, el deporte sigue siendo crisol de voluntades.

Una de estas historias es la de Nicolás Pueta, que nació en Buenos Aires (1983) con una malformación congénita a causa de la cual su pierna izquierda nunca podría desarrollarse como la derecha. Pero sin conformarse con la eterna silla de ruedas que para él vaticinaban muchos médicos, no paró hasta que, a los 14 años y tras intentarlo desde los nueve, fue admitido en el equipo de rugby del San Andrés. Y pasados 15 años, ahí sigue: jugando, en categoría amateur pero en partidos oficiales. Con una sola pierna.

"Los rivales asumen que si estoy en la cancha, es que el equipo confía en mí"

"Fueron cinco años persiguiéndolo" -cuenta-. "A mis padres les pusieron un panorama muy negro cuando nací hasta que por fin un médico les explicó que sólo yo decidiría qué podría o no hacer. Me operaron un par de veces para alargarme la pierna, con largas recuperaciones, y tuve una infancia convencional. Pero llega un momento en que tú mismo te sientes distinto, y yo no quería. Cuando mis amigos del equipo de rugby del colegio fueron a una gira por Uruguay, decidí que no quería perderme nada más. Asumí mi diferencia y empecé a intentar jugar por todos los medios. Me escapaba a los entrenamientos a ver si podía jugar un minuto..."

Sus entrenadores están entre las personas a las que Nicolás está más agradecido. Ha practicado atletismo, esquí, natación y finalmente rugby, siempre junto a deportistas convencionales. "Ellos investigaron para encontrar la forma en que pudiera hacer deporte". El rugby le costó trabajo porque "los entrenadores conocían a mi padre, que también lo era, y sabían que no tenía permiso. Hasta que uno, Eduardo López Vallejos, me dijo 'mira, yo te voy a dar dos minutos en cancha. Hablaremos con tu padre y jugarás lo que vayamos decidiendo'. Y así empecé, primero con el colegio, y luego con el club San Andrés".

Nicolás utiliza una prótesis, pero al rugby juega sin ella porque el reglamento prohíbe que entren objetos contundentes en el campo. Así, adaptó al rugby habilidades de otros deportes, como el baloncesto: "Juego con una sola pierna. Mis compañeros no me piden que sea el más rápido, pero sí que en un radio de cuatro metros, pues juego de tercera línea, salte para placar a un rival, y que de un buen pase. En algún entrenamiento juego con prótesis y bromeo con mis amigos diciéndoles que con dos piernas juega cualquiera".

Con su club, San Andrés

Placar o no placar

Los rivales, al principio, le miraban con extrañeza, pero luego entendieron que "si estaba en el campo con una sola pierna era porque mi equipo confiaba en mí. No sabían si me tenían que golpear, placar o no... Pero es que en Argentina no nos gusta perder ni a las canicas. Y si no me placan, yo sigo y paso. Así, asimilamos el acuerdo tácito de que se me trata como a uno más".

El rugby, reconoce Nicolás, le ha abierto muchas puertas y le ha dado popularidad. La IRB le galardonó con el premio Espíritu del Rugby. "En Argentina hay gente que no sabe como me llamo, pero sí que en San Andrés juega un chico sin una pierna".

Y sobre los éxitos reconoce que llegaron sin buscarlo porque su sueño "no era tanto jugar al rugby sino ser normal". Y sigue viviéndolo. "Para mí todos esos premios son igual de importantes que mi primer partido, ante San Luis, del que me acuerdo del minuto 1 al 80". Y con ello, ver si puede "ayudar a alguien que esté en situación depresiva y vea que se puede salir adelante".

"Es un deporte inclusivo, juega el gordo, el flaco..."

Pueta quiere devolverle al rugby todo lo que le ha dado. A largo plazo le gustaría ser entrenador y presidente de su club, el San Andrés, y por ahora, además de su trabajo en una empresa organizadora de viajes relacionados con el deporte, imparte charlas de motivación -en España lo hizo en la Fundación del CR Cisneros- .

Además, está orgulloso de que el rugby sea "un deporte inclusivo. Juegan el alto, el bajo, el gordo, el flaco... Y también un tipo con una sola pierna. En muchos lugares donde he hablado me dicen de gente con alguna diferencia que juega al rugby, y deben tener su espacio. Es como el caso de Óscar Pistorius, que sin tener piernas hace todo lo posible para estar en los Juegos. Y por el espíritu olimpico, se cambiaron normas para que pudiera participar".

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